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miércoles, 22 de julio de 2015

Me enervan las relaciones serias.

Una de la madrugada.  Tu espalda sabe a endecasílabos románticos de un Bécquer que nadie conoció. Diría que me gusta el vivo contraste del carmín con la piel de tu nuca. Y la verdad es que te sientan estupendas las marcas que te marcan la endeble clavícula, señalizando el sutil paso de mis besos por un itinerario repleto de infidelidades por fascículos y vicios líricos. Joder, como me pueden los múltiples mordiscos, las camas sudadas, los gritos poéticos y  las botellas vacías en cuartos tétricos…  
Pues ahora mismo te borraría los tatuajes con saliva y las heridas con mi alcohólico aliento, sólo para que no me pidas que me relaje cuando  estamos a números negativos de distancia.
Que me enervan las relaciones serias, pero contigo haría una excepción, porque hacerlo escuchando Extremoduro resulta demasiado tentador. 

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